De la infancia a la adolescencia, un camino de crecimiento articulado por diferentes estilos agrupados por el deseo de donar un vestuario con el que identificarse.
Todo comenzó con un acto de amor, el de dos padres que dan a luz un sueño para celebrar el nacimiento de su tan deseada hija: una marca de ropa que llevara su nombre con la que pudiera identificarse y, una vez crecida, pudiera expresar toda su su visión del mundo, su gusto estético
De la fábula de Stefania Pinyagina tomó forma la marca "Stefania", con su vocación innata a lo bello y la búsqueda del detalle, su alma romántica y su sensibilidad naturalmente femenina visibles incluso en el logotipo, una sofisticada estilización de las letras de su nombre. Un juego de líneas entrelazadas que hace referencia no sólo al significado etimológico de su nombre ("la que lleva la corona"), sino también a a los personajes queridos de la tradición fabulosa en la que el puzzle y el garabato gráfico dan paso a líneas suaves y envolventes, expresión de la filosofía que anima cada realización de la marca.
Una marca capaz de sublimar, armonizar, sus dos conceptos: visibles en la riqueza de los detalles y en la rara exclusividad de los detalles que salpican la colección, y vital y enérgica como los colores y fantasías de los tejidos elegidos para las colecciones.
En "Stefania" se fusionan, exaltando, no sólo dos culturas diferentes, sino también dos estilos, aparentemente distantes pero acercados por un "sentimiento" común que pone en el centro los deseos románticos y la necesidad práctica de la niña de nuestro tiempo.